no me queda otra, tengo que seguir tirando de recuerdos….

Varsovia. Diciembre, 2005.

Se ve que tengo más sangre urbanita que rural.

Desde que mi actividad principal vuelve a ser dar clase a uno o dos, máximo tres alumnos. Desde que paso más de dos horas al día en un coche a las 7 de la mañana. Desde que no hay casi con quién tomar café, y no me puedo perder por las calles de la ciudad. Desde hace ya demasiado tiempo echo de menos disfrutar del complejo de hormiga que sale y entra de su hormiguero.

¿Deshumanizado? Tal vez, pero yo lo disfruto (siempre que puedo).


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