Facque Jacques Chirac

Po noce arabskiej. Luty, 2007.

Como me dice mi querida amiga, y recién premiada, A.M. esta noche estoy eufórico, igual ha sido lo del perro.

No sé.

La cosa es que estaba pensando hoy, mientras iba a comprar krople do nosa xyloniewiemco zero jeden pro cent, en algo curioso. ¿Habéis oído alguna vez eso de los perros que no tienen conciencia de su apariencia? Y entonces se explica que es por eso que los perros más pequeños creyéndose bien grandes le ladran a toquisqui, mientras que los más grandes tienden a la mansedumbre.

Resulta que en los últimos tiempos estaba yo pensando que a los polacos no los veía tan distintos de mí después de todo, y que parecía que disimulaba bien entre ellos mi procedencia.

Pues bien, hace unas semanas, cuando casi me despedía de mi anterior praca me di cuenta, no antes, al quedar a comer con unos compis latinos, que la percepción relatada anteriormente era completamente errónea. Somos más negros y más morenos que ellos. Solo entonces, estando entre los que sin lugar a duda miraba y parecía verme en espejo, me di cuenta que ni alto, ni esbelto, ni fibroso.

Perfectamente perceptible la diferente procedencia en caso de recurrir a la bocha, ya que los españoles teniendo una tendencia retroaerodinámica los polacos la tienen como de golpe de plancha o de yunque en la parte trasera. Y como aportaba la hermana de Pani I. hace unos días, esto último es bien evidente cuando uno coge un taxi y le contempla con total libertad el cogote al kierunek.

Saluditos.


Sobre esta entrada