telepola

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Wioska, 2010

¿Por qué nos mola lo retro? No me apetece pensarlo. Pero, sí tengo claras algunas razones, objetivas, por las que el material instantáneo, o sea, la polaroid, resulta tan atractivo.

Primero, porque es instantáneo, o casi. Aprietas el disparador, sale el papelito y en un minuto y pico tienes la foto.

Por supuesto, la foto es una foto única. Sí, vale, la podemos escanear o hacerle otra foto, pero pierde la gracia de lo que digo a continuación.

Su valor de fotografía como objeto único es mayor frente a otras fotos convencionales, de las de papel de andar por casa, entre otras cosas porque tenemos menos.

Además de todo lo dicho hasta ahora, la peculiaridad del tono, su contraste y su saturación de color hacen de la polaroid una imagen estéticamente agradable.

Y a todo lo anterior cabría añadirle el componente lúdico que tiene el trastear con una de estas cámaras. Sobre todo a estas alturas en las que sale tan poco rentable emplear ese material sensible instantáneo que murió y que ha vuelto a resucitar.

Entonces, ¿tiene sentido hacer fotos con el teléfono móvil para que parezcan polaroids? Me da lo mismo. Resulta que las fotos que hago con mi teléfono móvil son bastante regulares, y que de casualidad he descubierto que las puedo hacer disfrazándolas de polaroid. Desde ese momento he estado haciendo muchas más fotos con el móvil de las que hacía antes. Así que, sin más pretensión que un poco de entretenimiento, abro la veda telepolaroid.

Por cierto, si piensas que esto es una tontería imagínate lo que puede ser hacer un reportaje sobre la guerra de este modo. Sin comentarios, o con muchos.

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Wioska 2, 2010


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