año nuevo

Polana Izerska

Polana Izerska, 2012

Salir de casa por unos días. Subir esquiando a la montaña con cuatro cosas en la mochila. Despertarse cuando sale el sol e ir a dormir cuando se pone. Estar lejos de coberturas telefónicas y, más todavía, de ordenadores e Internet.

¿Tiene que convertirse en algo excepcional lo que fue natural durante generaciones para que una sociedad sea desarrollada? Se me ocurren unos cuantos ejemplos: levantarse y tener como objetivo del día buscar algo de comida, no vale levantarse de la cama para ir hasta la cocina y abrir el frigo; hacer el pan que se va a consumir; que los miembros de la familia duerman en un solo espacio, esto me lo comentó Pani J; o sentarse al calor de una hoguera para hablar. Claro, ya sé, se puede empezar a justificar todo eso por la necesidad de organización del grupo humano para hacer más eficiente el trabajo de cada uno de sus miembros. Porque, además, hace mucho nos dimos cuenta de que no hacía falta ir detrás de los dinosaurios para poder comer, que podíamos criar unas gallinas en el corral y tener más a mano qué llevarnos a la cazuela; que para hacer el pan hace falta madrugar y un buen rato de trabajo; o que después de estar un rato alrededor de la hoguera todo huele a humo.

¿Y hasta qué punto ha ganado el ser humano con el desarrollo alcanzado en Occidente? El humano medio se ha hiperespecializado hasta tal extremo que la gran mayoría de nosotros carece de la menor posibilidad de supervivencia fuera del grupo. Vamos, que no parece que seamos animales muy autónomos. Con todo, a unos cuantos les va jugársela y deciden acometer aventuras, de mayor o menor importancia, que les lleven más allá de la comodidad de lo cotidiano para sentirse más ____ (complétese a gusto del consumidor)/mejor. A otros, sin embargo, les vale con subirse a la montaña rusa cuando llega la feria a su pueblo o asomarse a un acantilado para sentir que asumen riesgos y que se dejan llevar por el espíritu ancestral de la aventura. Para completar la cuestión, creo que habría un último grupo formado por aquellos que se les pasa el tiempo entre miedos y precauciones.

Empieza un nuevo año, lo que no quiere decir absolutamente nada, pero puede ser un buen momento para plantearse unas cuantas cosas de cara a los próximos meses. Más que nada es por si cuando nos queramos dar cuenta se nos ha hecho demasiado tarde.


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