Día 3 Kępa Gostecka-Sandomierz
Kępa Gostecka, 2008.
Después de una noche de poco dormir amanezco temprano, con el sol, escondido entre manzanos. Temprano en Polonia quiere decir muy temprano, el sol en verano comienza a levantarse a eso de las 3.30. Así que, con las prisas de levantar el campamento improvisado y buscar el prom para cruzar al otro lado del Vistula, a las 4.45 estoy listo para montar las alforjas en la bici y comenzar a rodar.
Stodoła, 2008
Recién empezada la jornada de pedaleo van llegando las recompensas al madrugón. El sol se levanta lo suficiente para no solo iluminar sino que inunda todo el valle, si se le puede llamar así, del Vístula. Una luz maravillosa que va subiendo poco a poco me deja con la boca abierta ya a la orilla del Vístula. A unos metros el prom aún espera dormido. Aprovecho el tiempo de espera que tengo por delante para hacer un desayuno liquido y comprobar cómo pueda reaccionar mi estomago después de la biegunka de ayer.
El Vístula a la altura de Kępa Gostecka, 2008.
La sorpresa solo tarda en llegar unos minutos. El prom, a tan solo unos metros de de mí no está durmiendo, está estropeado. Como estas cosas solo pasan por aquí el aviso de que el prom está fuera de servicio consiste en un papelito clavado en un palo entre los arboles.
Kępa Gostecka, 2008.
De todos modos tenía que esperar cerca de una hora para poder cruzar el río, así que decido bajar unos kilómetros para llegar hasta el siguiente prom que he visto en el mapa.
Camino, 2008
Por el camino el largo amanecer polaco me hace sentirme bastante mejor que ayer aunque sin haber ingerido nada sólido, después de haber descansado poco y con el ejercicio me siento un poco flojo.
Chmiel, 2008
Desde el segundo día me vienen acompañando por el camino unas plantaciones que deben alcanzar unos 3,5 m de altura aproximadamente. En un primer momento pensé que era alguna forma extraña de parra ya que no terminada de resultarme reconocible la hoja, pero no. En realidad son plantaciones de lúpulo. Una de las cosas que me más me gusta de Polonia es que al llegar la primavera en cuestión de dos días todo se hace verde y los árboles y plantas se hacen los amos del lugar. De ese momento, ahora ya hace tiempo, pero todavía la variedad de frutales que voy cruzando por el camino es importante: manzanas, ciruelas, melocotones, moras y ahora campos de frambuesas.
Malina, 2008
Me planteo llegar hasta Annopol para allí hacer una pausa sobre las 8 de la mañana, desayunar bien y así comprobar de nuevo, pero con sólidos esta vez, si ya tengo el cuerpo al 100%. Si la cosa no fuese bien por el camino me podría quedar en un hotel que hay unos 20 km antes de Annopol.
Sol de la mañana, 2008
Como aperitivo para el desayuno paso por unos cuantos pueblecitos de casas de madera en los que el día todavía no ha comenzado pese a ser pueblos agrícolas. Mejor para ellos que no pasen frío y que aprovechen un poquito más de cama y mejor para mí que no tengo que sufrir nada de tráfico en la carretera.
Vístula, 2008
Los kilómetros previos a Annopol resultan ser un continuo subeybaja que me permiten disfrutar de los primeros sudores del día, de los primeros tractores del día y de las primeras vistas sobre el río Vístula.
Alcanzado Annopol, me hago fuerte en un banco de la plaza del pueblo ante la mirada poco amable de los pocos que a estas horas hasta la plaza llegan a coger el autobús y bajo el atento y rabiojado control de la señora que se encarga de limpiar y regar el césped de la plaza. El descanso me sienta de maravilla, lo alargo hasta una hora, mejor me sienta el desayuno y el solecito que me calienta porque una vez parado pese a que estamos en agosto hace una rasca buena. Antes de reemprender la marcha me decido por una de las tiendas de la plaza para llenar la despensa. Por supuesto después de una hora en la plaza el tendero ya me tenía controlado y las preguntas de costumbre no se hacen esperar. Después de haberle dicho que iba a Eslovaquia y continuar hablando me dice que como yo soy eslovaco…. al corregirle y decirle que de eslovaco nada se muestra sorprendido de que hable polaco siendo español, aunque llamar hablar a lo que yo hago sea demasiado. Al final se despide con un szerokiej drogi życia, que viene a ser un ancho camino en la vida. Simpático el señor.
Frente a Piotrowice, 2008
Sigo mi camino, bajo lo que había subido y me meto por un camino que me lleva hasta una de estas carreteras que deberían cruzar el Vístula pero que nunca lo hicieron para desayunar mientras los locales se dedican a la pesca. Para mi sorpresa, después de haber saludo, uno de los pescadores se dirige a mi y me cuenta que en el mismo sitio donde estoy almorzando un zorrillo se suele acercar casi a diario y que le dan de comer sin temerles. Termino mis bocatas y prosigo el camino hacia el dichoso prom, que espero que esta vez funcione, ya no porque sea imprescindible sino porque me hace ilusión cruzar el Vístula de ese modo. Bueno, que también me ahorraría unos kilómetros.
Prom, 2008
El camino al prom se hace muchísimo más corto de lo que había calculado y en un momento giro una curva y me encuentro con el prom que además está llegando a la orilla en la que yo estoy. ¡Por fin!
Mi bici, 2008
El prom es el medio acuático más cutre que nunca haya visto. Básicamente consiste en una superficie plana construida a base de tablones de madera, seguro que se mantiene a flote gracias a tanques metálicos de gasoil vacíos, al que se le ha añadido un motor de algo así como un vespino que tira de un cable que va de una orilla a la otra del río. En esta ocasión solo un coche y yo somos los clientes. No creo que quepan dos coches de tamaño medio en el bote en cuestión. El caso es que funcionar funciona.
Zawichost, 2008
Como la experiencia no termina en tragedia y alcanzamos la orilla oeste del río la cosa me parece muy divertida y llego más contento que unas pascuas. Además la vistas, de las que se disfruta no más de minuto y medio, son geniales. Estoy en Zawichost y me toca subir, para alcanzar el pueblo en sí y la carretera, una rampa de más del 20% de inclinación. Los del prom me dicen que la suba andando, pero si he llegado en bici hasta aquí yo sigo en bici. Desde aquí carretera más transitada hasta Sandomierz, que de nuevo por sorpresa, resulta estar más cerca de lo que parecía. Unas rampas buenas, buenas de nuevo y me planto en el camping de Sandomierz a primera hora de la tarde. El camping tiene una pinta que no me la puedo ni creer, igual que la super explosiva campingera, de quien no pondré foto alguna para no ser motivo de desavenencias fa miliares entre los lectores.
Una calle cualquiera en Sandomierz, 2008
Sandomierz resulta ser un pueblecito menos turístico que Kazimierz Donly, pero tan bonito como este. Además a mi me resulta más agradable y más real. Casitas bonitas, calles empedradas y un solecito agradable ponen fin a una jornada corta que hoy termino con un efectivo baño en repelente de mosquitos mientras que mis vecinos tratan inútilmente de deshacerse del batallón de mosquitos que se ceban con ellos.
Total del día: 73 km en 4:36 h que salen a unos 16,22 km/h de media