jesień
Warszawa, 2010
El otoño no llegó la semana pasada porque ya lo había hecho hace unas cuantas. Aunque, la verdad, es que ha sido en esta semana pasada en la que muchos árboles se han quedado completamente pelados.
El otoño puede ser un buen momento para practicar uno de esos rituales románticos obligatorios, pasear arrastrando los pies entre los montones de hojas caídas. Aquí, de momento, lo dedicamos a pisar charcos que es de lo que más hay en el suelo.
Por suerte, en Polonia tenemos de todo y especialmente abundantes son las palmeras, que no pierden la hoja, para eso la tiene perenne, y alegran con su presencia cualquier rincón.
Warszawa, 2010
Warszawa, 2010
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