pan stanisław

Gallo negro -© Luis Belmonte Díaz, 2013

Warszawa, 2013

Una amiga justificaba su mala memoria explicando que había vivido tanto en su vida que le resultaba imposible recordar todo. Para quien lea esto puede resultar hasta cierto punto lógico. Hay que contextualizar la cuestión, mi amiga se explicaba de este modo cuando no tenía mucho más de treinta años.

La percepción del tiempo es una cuestión totalmente subjetiva. Las experiencias condicionan el modo en que percibimos el paso del tiempo. Y la forma de vivir determinadas experiencias, parte de eso a lo que llamamos cultura, nos condiciona el modo en que vivimos nuestro tiempo.

Algunas de las consecuencias del proceso de aculturación en el que me encuentro sometido dese hace más de diez años tienen que ver con lo cronológico. Por ejemplo, me he hecho terriblemente paciente, no tanto por asimilación como por reacción. Entre las contradicciones locales se encuentra la confrontación de una pachorra en el desempeño de tareas profesionales relacionadas con la atención al público, y es solo un ejemplo, con una impaciencia al volante propia de un mal síndrome de abstinencia.

Pan Stanisław - ©Luis Belmonte Díaz, 2013

Pan Stanisław. Warszawa, 2013

A Pan Stanisław no me lo imagino en ninguna de las dos situaciones que describo más arriba. El día del retrato me lo encontré en una exposición de gallinas que tenía lugar en un pabellón deportivo. Se alineaban varios cientos de jaulas con gallos y gallinas de todo tipo: oscuros a más no poder, del tipo para hacer santería; pollos patilargos hermanados con el gallifante, y hasta alguna raza que parecía gato con patas de pollo. Pan Stanisław recorría sistemáticamente fila por fila deteniéndose delante de cada una de las jaulas. Dejaba la bolsa de plástico que llevaba. Fotografiaba la tabla con información de la especie que había dentro: nombre, origen geográfico, anillado, valoraciones positivas y negativas de los jueces de la exposición, y nota. A continuación corría hacia arriba la sección de reja que hacía las veces de puerta de la jaula, me explicó que los barrotes no le permitían encuadrar bien. Hacía la foto y después de apartar el objetivo para cerrar la jaula, recogía su bolsa y pasaba a la siguiente. Durante más de dos horas repitió su ritual, incluida ligera genuflexión para alcanzar la posición de las gallináceas con su cámara.

pabellón - ©Luis Belmonte Díaz, 2013

Warszawa, 2013

Y como estamos en febrero, un regalo:


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