Día 2 Kozienice-Kępa Gostecka

©2008 luis belmonte diaz

Kozienice, 2008.

Empecé el día no demasiado temprano haciendo la colada y recogiendo el campamento hasta que un vecino de camping vino a curiosear. La conversación empezó por un ¿todavía mucho camino por delante?. Después del rato de chachara y la que a partir de entonces sería habitual explicación de ruta ya sabida y controlada en mapa salgo con destino a Puławy.

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Puławy, 2008.

Puławy se encuentra a la orilla este del Vistula, lo que supone cruzarlo por un puente bastante largo, que me recuerda al puente de hierro sobre el Tajo en talavera de la Reina, pero que cuenta con unos pasos para peatones lo suficientemente anchos como para no tener que ir entre los coches.

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Templo de Sibila. Puławy, 2008.

La ciudad resulta tener unas zona agradable en la que se encuentra un palacio del S. XVII que incluye una zona de jardines con una serie de monumentos como el templo de la foto de arriba.

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Puławy, 2008.

Doy unas vueltas por la zona, me paseo entre el Templo de Sibila y una cisterna que dicen es la primera que hubo para dotar de agua corriente hace muchos años el Palacio, me asomo al foso e intuyo que me espera una cuesta abajo para salir de la ciudad y llegar hasta Kazimierz.

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Kazimierz, 2008.

Después de decidirme por un restaurante con buena pinta, servicio rápiso y simpático, cosa rara por estas tierras, mientra comía y me empecé a sentir mal. No es que Kazimierz no me gustara, es bonito, pero sí que es muy turístico.

Independientemente de lo que se me movía por dentro me quedé pensando que muchos de los puntos turísticos de Polonia son de origen judio, y no hablo de campos de concetración e historia macabra de la población judia polaca en el S. XX. Sandomierz, Kazimierz, Kazimierz (el barrio judio de Cracovia)…

La carretera hasta Kazimierz desde Puławy no ha sido muy exigente pero el tráfico muy fuerte y los conductores…. polacos. Por suerte, a partir de aquí, la ruta que tomo es muchísimo menos transitada y muy agradable.

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Cerca de Kazimierz, 2008.

Al salir de Kazimierz, desde la misma puerta del restaurante en el que comí comenzaba la subida de un par de kilómetros por la que llegué hasta el lugar desde el que hice la foto de arriba… y desde el que empecé a bajar entre plantaciones de lúpulo, la foto en el siguiente capítulo, manzanos y ciruelos.

Sabía que algo no iba bien dentro de mí. Ya mientras comía algo en el paladar me decía que no estaba entrando en condiciones. La tripa cada vez más hinchada, dolor y un poco de angustia anuncian lo que se avecina.

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Nie wiem gdzje, 2008.

Los caballos puede que sean de algún otro momento, seguro que de este segundo día de viaje, pero me venían bien para hacer el corte dramático.

Pues lo que se avecinaba antes de la foto de los caballitos se precipitó mientras hacía cola en una tienda de un pueblecito después de Puławy. Tal era la urgencia de la situación que me adelanté varios puestos, que conste que estaban siendo muy lentos, y le dije a la señora de la tienda que le pagaba lo que le debía. Cogí mi zumo y mis aguas. Salí. Coloqué la compra en la bici como pude y al ir a sentarme sentí tal dolor en la tripa que me obligó a levantarme inmediatamente. Pedalear sentado se hacía imposible, por lo que tuve que hacerlo de pie. El sudor frío me anunciaba que me quedaban pocos segundos para encontrar dónde dejar lo que llevaba conmigo y que quería abandonar mi cuerpo. Corrí a toda leche por la calle del pueblo, basicamente los pueblos pequeños en Polonia se componen de callecarretera y casas desperdigadas a lo largo de la misma. La callecarretera era en curva, la puta curva no se acababa nunca y yo iba a estallar. Seguía girando la curva y veía que las casas no se acababan nunca. La única salida que me quedaba era un camino hacia la izquierda entre campos de manzanos, pero sabía que no me iba a dar tiempo. Lo cogí. Seguí pedaleando con todas mis fuerzas. Oí un ruido detrás de mi, el zumo que acabab de comprar se había caido, pensé: “que le den”. En un momento el margen derecho del camino se igualaba practicamente con el campo de manzanos de la derecha. Me salí del camino sin aminorar la marcha, avancé unos metros no sin dificultad por a la velocidad. Salté de la bici. Me bajé como puedo el culotte y los pantalones, y entre unas zarzas pasó lo que pasó.

De esta aventura salí con varios cientos de picaduras de mosquitos por todo el cuerpo. Es que la zona es una zona de humedales, que además está cerca del río Vistula y como este año el invierno ha sido suave hay muchísimos mosquitos. El resto fue deshacer el camino hecho hasta volve a la callecarretera, recoger el brick de zumo, que quedó dañado pero entero y pasar varias horas intentando encontrar el prom, que es un armatoste que sirve para cruzar pequeños vehículos y personas de un lado al otro del río. Pasé varias horas deambulando, primero por la mala señalización, perdón, nula señalización, de modo que cuando llegué al sitio allí no quedaba ni el gato y tuve que buscarme un buen escondite para la tienda.

En realidad pasé dos horas y media preguntándole a la gente y nadie se digno a invitare a su trozo de tierra para plantar mi tienda de campaña. Valgan como ejemplo este par de cosas que me dijeron: Es que aquí todo es privado, tendrás que buscar en otro sitio o Si no tiene usted miedo puede acampar al lado del río . Y esto último del miedo viene muy bien para contar que los polacos son muy, muy miedosos y mis amistades locales me habían estado acojonando sobre la posibilidad de hacer acampada libre en los últimos días. Pero en la situación en la que me econtraba, el ataque de varios perros, que conste que el año pasado ya me mordió un SanBernardo, las simpática ayuda de la gente con la que hablé o la de aquellos que apagaban la luz de su casa para mirar por la ventana mientras yo esperaba fuera a que saliera alguien, me animaron a buscar un lugar apropiado en el que plantar mi tienda. Y así pasé mi noche de acampada libre entre manzanos cerca del río Vistula, esperando que una horda de borrachos me asaltaran, destrozaran mi bici y me la metieran pieza a pieza por el culo, cosa que evidentemente no sucedió.

Total del día: 102 km, 6:05 horas en el sillín de la bici, 16,65 km/h de media.


odiolosdomingos

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